Hola a todos, es mi primera consulta por aquí aunque llevo mucho tiempo leyendo publicaciones de la página, me parece maravilloso la labor que hacéis y os felicito.
Mi duda es la siguiente: tuve una época con algo de estrés y hablaba mucho (creo que tuvo algo que ver) y en cuestión de un día me apareció un bulto por encima de la nuez que me producía molestia al tragar, me hicieron una ecografía y me dijeron que era algo muy común en el conducto tirogloso que es un exceso del propio conducto que a veces se forma durante la gestación y que es de nacimiento, que se me ha inflamado esta vez (nunca me había pasado) y que no tenía mayor importancia.
Quiero añadir que cuando me dieron cita para la ecografía, ya me había desaparecido el bulto y no he vuelto a notar nada.
El médico me ha mandó una radiografía de cuello y me han dado cita casi 5 meses después para dentro de una semana, me dijo que no me preocupara que no era nada pero que me mandaba la radiografía (me vio algo preocupado).
Mi duda es, leyendo más sobre el tema de la radiación, ¿cuanta radiación recibiré en una radiografía como la que me han mandado?, ¿merece la pena hacérmela? No me gustaría exponerme a radiación innecesariamente.
Acepto todo tipo de consejos ya que este mundo de la medicina y la radiación lo desconozco.
Buenos días
En contestación a su consulta, le comunicamos que la radiografía para realizar un correcto diagnóstico que le van a efectuar, es una exposición médica de la que el beneficio para su salud es mucho mayor que el perjuicio que pudiera ocasionarle. Sobre dichas radiografías, el médico que las prescribe y el médico especialista que las realiza, son los que tienen que sopesar si las mismas están justificadas de acuerdo con la reglamentación del Ministerio de Sanidad sobre justificación y optimización del uso de las radiaciones ionizantes en exposiciones médicas.
Las radiaciones no se acumulan en el cuerpo y, además, los seres vivos hemos desarrollado mecanismos de reparación celular para minimizar los daños producidos por las radiaciones ionizantes y por otros agentes que pueden causar esos mismos daños. Esto quiere decir que la inducción de efectos adversos depende de cada acto de irradiación por separado y en cada uno de ellos es probabilístico. La probabilidad de que se produzca un daño dependerá, entre otros, de la dosis de radiación recibida, de la sensibilidad de los órganos irradiados y de nuestro sistema de reparación. En este caso, la dosis de radiación a recibir por una radiografía es muy baja.
La magnitud que se utiliza para estimar el riesgo radiológico es la dosis efectiva expresada en mili Sievert (mSv). Esta magnitud se refiere al riesgo de que se produzcan efectos radioinducidos en todo el cuerpo. En esta línea, y a modo orientativo, la dosis efectiva en un examen radiográfico es de 0,04 mSv, esta dosis de radiación es inferior al límite de dosis permitida y reglamentada para los miembros del público que es de 1 mSv/año. Con esta dosis y muy por encima de ella, no se han encontrado efectos adversos debidos a la radiación.
De todo lo expuesto se deduce que puede estar tranquilo pues el riesgo de que se produzca un efecto indeseado en un futuro a causa de la radiación recibida, es despreciable frente al riesgo general de desarrollar cualquier enfermedad por otros motivos distintos de la radiación.
Finalmente, es importante saber que el primer principio del Sistema de Protección Radiológica es la justificación y está basada en la relación riesgo-beneficio, lo que quiere decir que el beneficio para los pacientes del uso de las radiaciones ionizante en la realización de las pruebas radiológicas, ha de superar el potencial riesgo al que se expone con las mismas; así pues, los especialistas médicos consideran que los exámenes que se realizan están justificados para poder diagnosticar mejor los problemas de los pacientes y ellos necesitan la información de esas exploraciones para poder planificar adecuadamente los diagnósticos y posteriores tratamientos o intervenciones o para descartar otro tipo de enfermedades.
Un saludo
Buenos días
En relación a su consulta, como ya se indicó en la respuesta anterior, la magnitud que se utiliza para estimar el riesgo radiológico es la dosis efectiva expresada en mili Sievert (mSv). Esta magnitud se refiere al riesgo de que se produzcan efectos radioinducidos en todo el cuerpo.
La dosis efectiva de un TAC de cuello es del orden de 3,5 mSv y la de un TAC de cabeza de 2,0 mSv. Esta dosis de radiación está muy por debajo del límite de dosis reglamentado para una persona que por su profesión utilice radiaciones ionizantes, que es de 20 mSv en un año. Con esta dosis, e incluso superior a ella, no se han observado efectos adversos producidos por radiación.
De todo lo expuesto se deduce que puede usted estar tranquilo pues también en el caso del TAC, la dosis de radiación es baja y el riesgo de producirse un efecto indeseado en un futuro a causa de la radiación que haya recibido, es despreciable frente al riesgo general de desarrollar cualquier enfermedad por otros motivos distintos de la radiación.
Como todos sabemos, el riesgo “cero” de que se produzca un efecto adverso debido a la radiación o a cualquier otra causa, no existe, pero nuestros mecanismos de reparación hacen que podamos vivir sin problemas entre 2 y 200 mSv al año.
Un saludo