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Mi mujer trabaja en una oficina y su compañera de trabajo le ha comentado que a su marido le están dando yodo radiactivo por hipertiroidismo y que tienen que tener una serie de precauciones durante siete días. Creemos que esta compañera de trabajo, cuyo marido está en tratamiento, no puede (?) emitir nada de radiación, pero nos que da la duda. ¿Podrían aclarárnoslo?..., en caso de que así fuera, ¿en que medida y durante cuanto tiempo?.

El yodo 131 (131I) es el isótopo radiactivo utilizado principalmente en el tratamiento de pacientes con enfermedades de tiroides (benignas como el hipertiroidismo o malignas como el cáncer diferenciado de tiroides, CDT). La administración se realiza en forma de NaI por vía oral, en forma de cápsulas o forma  líquida, o bien vía endovenosa. El131I se absorbe en el tracto gastrointestinal, pasa al torrente sanguíneo y es parcialmente atrapado y organificado en el tejido tiroideo funcional, eliminándose el resto con las excretas, sudor, saliva, etc., siendo la orina la vía fundamental de eliminación (entre el 70 y el 90 % de la actividad administrada se elimina por orina en las 48 primeras horas en el caso del CDT; en el caso del hipertiroidismo esos porcentajes estarían entre el 30 y el 50%). Además, hay que tener en cuenta que el 131I tiene un semiperiodo físico de 8 días, es decir, cada 8 días se reduce su actividad a la mitad debido a su proceso de desintegración radiactiva. De modo que al cabo de varias semanas apenas queda 131I en el organismo.

Los procedimientos terapéuticos en los que se utiliza 131I pueden producir una exposición significativa de otras personas, sobre todo aquellos involucrados en el cuidado y apoyo de los pacientes. De ahí que las personas que cuiden a tales pacientes en el hospital o en el hogar requieran una consideración particular.

Como consecuencia de estas características y de que la actividad suministrada al paciente es menor que en el CDT, los tratamientos de hipertiroidismo se suelen realizar de forma ambulatoria, mientras que en el caso del CDT el paciente es normalmente ingresado en habitaciones especiales, blindadas frente a la radiación, hasta que la tasa de dosis de radiación que emite no suponga un riesgo significativo para las personas de su entorno (cuidadores, familiares, compañeros de trabajo y público en general).

El 131I emite radiación beta y  gamma. Su efecto terapéutico se debe a la radiación beta (con un alcance en tejido biológico del orden de mm; la radiación beta, salvo en el caso de contaminación radiactiva por personas próximas al paciente, solo afectará al propio paciente), mientras que la radiación gamma emitida, de energía relativamente elevada, hace que sea necesario tomar medidas de protección radiológica en torno al paciente tratado.

Por orden de importancia se dan los siguientes tipos de exposición: por una parte el paciente es una fuente radiactiva en sí mismo de exposición externa, por otra parte existe riesgo de contaminación radiactiva a través de las secreciones en orina, saliva, sudor, etc., indicando las investigaciones hasta la fecha que las dosis asociadas a la posible contaminación interna  son menores del 10% de las dosis asociadas a la exposición externa producida por el paciente. También puede existir riesgo por la vía de inhalación del yodo volatilizado en el aire, o un riesgo de exposición a través de los vertidos por vía medioambiental, aunque ambos riesgos se pueden considerar despreciables según la Comisión Internacional de Protección Radiológica  (ICRP).

Para reducir la exposición a la radiación se pueden aplicar las conocidas reglas de distancia, tiempo y blindaje. Para evitar la contaminación radiactiva, hay que aplicar las mismas normas que para la contaminación biológica, evitando entrar en contacto directo con la sustancia radiactiva.

La ICRP en su publicación 94 no recomienda explícitamente que el paciente deba ser sistemáticamente hospitalizado tras la administración de actividades elevadas de radiofármacos, sino únicamente que se cumplan los límites de dosis de público y las restricciones de dosis para el resto de personas implicadas. Según esta publicación el aislamiento del paciente disminuye las dosis a público y familiares, pero aumentan las dosis del personal expuesto del hospital. Añade, además, que deben tenerse en cuenta los costes sociológicos y de otros tipos que la hospitalización puede tener para el paciente.En relación con la  hospitalización,la publicación 103 de ICRP indica que la decisión de hospitalizar o dar el alta a pacientes después de terapia con 131I debería hacerse sobre una base individual que considere distintos factores, incluyendo la actividad remanente en el paciente, los deseos de éste, consideraciones familiares (particularmente la presencia de niños y embarazadas), factores medioambientales y las regulaciones existentes.

Con el fin de garantizar el cumplimiento de los límites y de las restricciones de dosis, es posible que el paciente tenga que modificar sus hábitos de vida durante un periodo de tiempo tras la salida del hospital (contacto interpersonal en el ámbito familiar y laboral, asistencia a espectáculos públicos, viajes etc.). La duración de este periodo dependerá de características específicas del paciente: tasa de dosis en el momento del alta, así como de sus condiciones personales: situación familiar y sociolaboral, edad, presencia de niños o embarazadas en su entorno etc. Todas estas circunstancias deberán ser conocidas a la hora de dar el alta radiológica, la cual se acompañará de un documento de instrucciones a seguir durante el periodo de tiempo que corresponda en cada caso.

En su caso, la compañera de trabajo de su mujer no es portadora de 131I, no emite radiación  y la convivencia con ella no supone ningún riesgo desde el punto de vista radiológico. Solo hay cierto riesgo y hay que tener precauciones en la proximidad del paciente tratado con 131I. Siguiendo las instrucciones, los riesgos son despreciables incluso para las personas más próximas al paciente.

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