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 7o CONGRESO CONJUNTO SEFM-SEPR
  Gustavo CARUSO
PONENTE
de experiencia en el ámbito de la se- guridad nuclear tecnológica. Inició su carrera en la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) de Argentina, donde ocupó diversos cargos en las áreas de la seguridad nuclear y radiológica, inspecciones reglamentarias de instalaciones nucleares y licenciamiento de centrales nucleares, antes de ser nombrado director ejecutivo del Departamento de Regulación de Reactores. Se incorporó al OIEA en 2005, como jefe de la Sección de Actividades de Reglamentación en el Departamento de Seguridad Nuclear, Tecnológica y Física. Tras el accidente nuclear de Fukushima Daiichi de 2011, Gustavo Caruso fue designado coordinador especial del Plan de Acción del OIEA sobre Seguridad Nu-
se podría hablar de un experimento nuclear más que de un accidente, porque en realidad se hizo todo lo posible para que explotara una central que estaba funcionando de manera normal sin problemas.
El accidente se saldó, desde el punto de vista de la sa- lud, con 134 trabajadores de la central y de emergencia que recibieron altas dosis de radiación con síndrome agudo de radiación, produciéndose 30 muertes desde el inicio y en los meses siguientes, y unas 20 más entre el año 1987-2004 tam- bién atribuidas al accidente entre esos mismos trabajadores; además, se produjeron más de 6000 cánceres de tiroides pediátricos no mortales (todos ellos evitables), no existiendo ninguna evidencia confirmada de otro impacto a la salud pú- blica directamente atribuible a la exposición a la radiación. Destacó, eso sí, la enorme repercusión social y económica del accidente, además de los importantes efectos psicoló- gicos en la población. Después del accidente de Chernóbil, se reforzó enormemente la cooperación internacional, se crearon las convenciones de seguridad y de emergencias y se creó el concepto de cultura de seguridad.
En el caso de Fukushima, Gustavo Caruso hizo un resu- men de las causas del accidente y de las acciones que se lle- varon a cabo después del mismo. Entre ellas destacó que el OIEA creó el Plan de Acción sobre Seguridad Nuclear, apro- bado por los estados miembros del mismo en 2011. Dicho Plan define un programa de trabajo para fortalecer el marco de seguridad nuclear mundial en respuesta al accidente de Fukushima, y describe medidas para fortalecer la seguridad con el objetivo de integrar las lecciones aprendidas.
Con respecto a las conclusiones sobre Fukushima y en contraste con el caso de Chernóbil, indicó que no se produjo ninguna dosis letal de radiación y que las dosis efectivas a los miembros del público fueron muy bajas, comparables a las dosis debidas al fondo de radiación natural. Únicamente seis de los 23000 trabajadores que intervinieron en la emergen- cia recibieron dosis por encima de 250 mSv. En cuanto a los efectos estocásticos, destacó que no se espera ningún au- mento discernible de la incidencia de efectos sobre la salud relacionados con la radiación en la población. En este caso las dosis a tiroides sí fueron muy bajas debido a las restriccio- nes impuestas en lácteos, agua potable y alimentos. De nue- vo destacó que la falta de entendimiento sobre los riesgos asociados a la radiación conduce a confusión, preocupación y estrés psicológico entre la población.
Para finalizar su charla, Gustavo Caruso destacó que, a pesar de estos dos accidentes tan relevantes en las centrales nucleares, este tipo de energía lleva seis décadas de fun- cionamiento, 18000 reactores-año de operación en más de treinta países y los efectos a largo plazo en el caso de estos accidentes han sido mucho menos dramáticos de lo espera- do. Destacó la importancia de la cultura de seguridad para evitar nuevos accidentes, así como la necesidad de disponer de instrumentos jurídicos internacionales o las normas de se- guridad del OIEA.
Por su parte, Carlos Prieto inició su charla destacando la enorme importancia que tienen las aplicaciones médicas de las radiaciones ionizantes. Resaltó además que en el ámbito sanitario se recomienda no usar la palabra “accidente”, que es un término que produce alarma y sugiere mala suerte, y sustituirla por el término “evento adverso”, que tiene una percepción distinta de un suceso igualmente grave. Entrando
clear.
  Carlos PRIETO
PONENTE
Por su parte Carlos Prieto es el res- ponsable del Servicio de Radiofísica y Protección Radiológica del Hospital Univer- sitario de la Princesa (Madrid), donde realizó su periodo de formación como residente de radiofísica hospitalaria. Ha tra- bajado durante casi 20 años en el Hospital Clínico San Carlos antes de incorporarse a su actual puesto. Carlos Prieto ha participado en diversos proyectos de seguridad al paciente a nivel nacional e internacional (ACCIRAD, MARR, MARRTA), ha actuado como experto del OIEA en diversas misiones y co- mo consultor para la actualización de SAFRON, escala INES para sucesos en el ámbito médico. También ha participado como consultor para el Ministerio de Sanidad y colaborado en diversas actividades formativas en el ámbito de la seguri-
dad del paciente en radioterapia
La propuesta del Comité Científico de unir en una misma
sesión a dos sectores tan distintos, como el de las instalacio- nes nucleares y el sector sanitario, se demostró como una es- tupenda iniciativa porque permitió establecer las semejanzas y diferencias entre ambos entornos.
Al indudable interés profesional del asunto que se trató, se suma su gran importancia en lo que atañe a la percepción que los ciudadanos tienen de los incidentes y accidentes en el uso de las radiaciones ionizantes en las áreas médica e industrial. Y esto es crucial en nuestro papel como profe- sionales, más aún, como miembros de sociedades científicas que tienen la misión o, más bien, el reto, de informar a la sociedad en su conjunto de manera adecuada sobre estas cuestiones.
Gustavo Caruso centró su intervención en dos de los ac- cidentes más importantes que se han producido en centrales nucleares, Chernóbil y Fukushima. Con respecto al accidente de Chernóbil, indicó que, aunque el reactor RBMK tenía un diseño robusto, pertenecía a una época en la que no existía una cultura de seguridad en este sector a nivel nacional. Como él resumió perfectamente, en el caso de Chernóbil
RADIOPROTECCIÓN • No 101 • Septiembre 2021
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