La telefonía 5G es la quinta generación de telefonía móvil, que promete mayores tasas de transferencia de datos, menor tiempo de latencia y mayor capacidad de red que las generaciones anteriores. La 5G usa señales milimétricas (mmw; hasta decenas de GHz), de corto alcance y poco penetrantes. Esta tecnología sigue haciendo uso de la red 4G, añadiendo antenas 5G Macro, con múltiples elementos emisores y receptores, y antenas de proximidad (en farolas, semáforos, automóviles, transporte público…). Con eso, según muestran diversos estudios, incrementará la variedad de frecuencias y la potencia de las señales de radiocomunicación a las que se verá expuesto el público, sea usuario o no de 5G. Aunque el bloque de evidencia experimental sobre los bioefectos de las mmw es todavía exiguo, son numerosos los trabajos de revisión que identifican potenciales efectos adversos de la exposición incontrolada a mmW, tanto para humanos (daño cutáneo, ocular, sistémico) como para pequeños organismos vitales (insectos polinizadores y otros). En estas circunstancias, los expertos en la materia y las autoridades europeas competentes coinciden en la necesidad urgente de promover la investigación sobre los bioefectos subtérmicos de las señales mmw, advirtiendo que esa investigación debe ser coordinada a nivel europeo y llevada a cabo por investigadores independientes, y que los resultados obtenidos deberán ser evaluados por expertos competentes, seleccionados mediante criterios objetivos, y libres de conflictos de intereses. Entre tanto, son varios los países y regiones que vienen planteando moratorias a la implantación de la telefonía 5G. No es ese el caso de España, que según declara el Observatorio Europeo del 5G, está a la cabeza de la transición hacia la total implantación de esta tecnología.
Alejandro Ubeda, Investigador Emérito
Unidad BEM y RNI
Hosp. Ramon y Cajal - IRYCIS
28034 Madrid, SPAIN
