
El pasado mes de enero de 2025 apareció publicado, en Health Physics, un nuevo documento de la Comisión Internacional de Protección frente a la Radiación No Ionizante (ICNIRP), en el que expone las lagunas de datos identificadas durante el desarrollo de las directrices de 2020 para la protección frente a los campos electromagnéticos (CEM) de radiofrecuencia (RF). Dichos datos podrían ser relevantes en el establecimiento de los límites de exposición, en concreto, respecto a cuatro aspectos: 1) cómo el calor RF induce el dolor; 2) cómo y cuándo aumenta la temperatura corporal durante la exposición a múltiples fuentes; 3) cómo afecta la RF al ojo; 4) cuándo se induce dolor por corrientes de contacto en RF. Además, recoge ciertas cuestiones dosimétricas asociadas a éstos y otros aspectos, que ayudarán a mejorar tanto futuras prácticas de investigación como la aplicación de las restricciones de exposición a CEM-RF en futuras directrices.
Brevemente, en cada uno de esos aspectos, ICNIRP destaca:
- En cuanto a la exposición a CEM-RF y el dolor inducido por calor, solo encontró un estudio analizando la relación entre la exposición de la piel a RF y el umbral de percepción del dolor. Por eso, son necesarios más estudios para determinar el impacto de la tasa de aumento de temperatura inducida por CEM-RF en el dolor, junto con el efecto de la extensión espacial y la duración de la exposición. Asimismo, dada la dependencia frecuencial de la profundidad de penetración de la RF, ICNIRP recomienda estudiar cómo se eleva la temperatura en función de la profundidad del tejido mediante estudios experimentales apoyados en computación.
- Relativo al aumento de la temperatura corporal por exposición a CEM entre 100 kHz a 300 GHz y efectos sobre la salud, ICNIRP destaca que, aunque se han establecido umbrales conservadores para evitar daños a través de la tasa de absorción específica (SAR) de cuerpo entero de 4-6 W/kg - correspondiente a un aumento de temperatura corporal de 1°C-, se necesitan más investigaciones para caracterizar con precisión cómo las exposiciones a múltiples fuentes y de diferentes duraciones contribuyen al calentamiento del cuerpo. Dado que los modelos computacionales de termorregulación derivan principalmente de adultos sanos, ICNIRP considera útil investigación adicional con modelos de niños y personas ancianas para poder fijar o confirmar los factores de reducción introducidos.
- Sobre la función ocular y sus lesiones, los estudios epidemiológicos y experimentales sobre los efectos de la exposición a CEM-RF en los ojos presentan resultados variados y limitaciones metodológicas. Por ello, ICNIRP recomienda el empleo de modelos animales cuya morfología ocular sea similar a la humana, además de estudios dosimétricos computacionales para investigar el aumento de temperatura en el ojo humano.
- En relación con el dolor causado por corrientes de contacto, los umbrales de percepción y dolor establecidos se basan en un único estudio con medidas realizadas en un cuantioso número de voluntarios. De 100 kHz a 3 MHz, los umbrales recogidos permanecieron en general constantes a 35 mA y 42 mA, respectivamente. Sin embargo, se necesitan más datos sobre la influencia de ciertas condiciones, como la conexión a tierra, el área de contacto y la ubicación en el cuerpo, para clarificar, en términos de umbrales de dolor, cuándo un campo de RF genera una corriente de contacto en la persona. Asimismo, ICNIRP resalta la necesidad de dilucidar el rango de frecuencias de transición en el que el efecto dominante pasa de la estimulación nerviosa al calentamiento, y cuyo límite superior se estableció en 110 MHz en las directrices de 2020 por falta de datos. ICNIRP recomienda completar los estudios experimentales con un abordaje computacional.
Conforme a lo ya expuesto, los estudios dosimétricos para establecer la relación entre las magnitudes físicas internas (restricciones básicas) y las externas (niveles de referencia, derivadas de las internas) en las directrices ICNIRP 2020, se han basado en los modelos y técnicas disponibles centradas principalmente en adultos sanos y en algunos trabajos de dosimetría en niños y mujeres embarazadas. Por ello, aunque los límites se han establecido de manera conservadora, una profundización en los efectos de la edad, el sexo y otras diferencias morfológicas en estos modelos sería de gran beneficio para la derivación de factores de reducción en futuras pautas.
En el mismo documento, ICNIRP justifica por qué otros resultados biológicos o efectos (estrés oxidativo, alteraciones fisiológicas cerebrales, cáncer, alteraciones reproductivas, auditivas, etc,…) no son considerados en el establecimiento de las directrices. A pesar de que siguen siendo cuestiones abiertas, no hay mecanismos subyacentes conocidos y son efectos no corroborados por falta de suficientes pruebas plausibles de una relación causal con los CEM-RF por debajo de los umbrales establecidos actualmente.
Arancha Sanchis Otero
(Centro Nacional de Sanidad Ambiental. Instituto de Salud Carlos III)