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¿En qué momento se decide que una investigación se puede trasla- dar a un paciente y cómo se termi- nan llevando a la práctica los resul- tados de una investigación?
La decisión de pasar la investigación a pacientes la toma el Centro. En el momento en el que vemos que los resultados pueden tener implicaciones a nivel clínico, el siguiente paso es realizar el ensayo clínico. En primer lugar hacemos un ensayo piloto en el que contamos con aproximadamente 150 pacientes; cuando conseguimos buenos resultados, ampliamos el núme- ro de pacientes. Actualmente tenemos en marcha ensayos que cuentan con hasta 8.000 pacientes. Debido a la elevada cantidad de ensayos clínicos que desarrollamos, hemos abierto una unidad de coordinación de ensayos clínicos, que nos permite gestionar más eficazmente nuestros estudios en cola- boración con hospitales.
Por otro lado, llevar a la práctica los resultados de la investigación es la parte más complicada. El primer reto ha sido conseguir tener investigadores clínicos dentro de centros hospitalarios, y contamos ya con cardiólogos que trabajan en el CNIC a tiempo parcial, como es mi caso.
La interacción que se genera entre investigadores clínicos y básicos es crucial para que se puedan llevar a la práctica los descubrimientos, y también que los investigadores clínicos poda- mos transmitir las necesidades de los pacientes a los investigadores básicos, dando una base sólida para desarro- llar investigaciones.
¿Cuáles son los principales factores de riesgo en la población que se han ido detectando con las investi- gaciones del CNIC?
El aumento brutal de la epidemia de enfermedad cardiovascular se debe principalmente a los hábitos de vida actuales, que cada vez son peores. Estos malos hábitos se traducen en un aumento muy importante de la obesidad, incluida la infantil, y de la diabetes. Todo ello, especialmente la aparición de factores de riesgo desde pequeños, hace que nos encontremos
ante una presencia muy elevada de enfermedad cardiovascular y una pro- yección de crecimiento para las próxi- mos años. También hay otros factores de riesgo como los genéticos, contra los que no podemos actuar de manera sencilla, pero debemos tener claro que son los factores de riesgo modificables los que están aumentando de manera importante.
LA INvESTIgACIóN PARA LA PREvENCIóN
¿Qué actividades desarrolla el CNIC para promover la prevención y con- cienciar a la población?
La prevención es una de las líneas estratégicas más importantes del CNIC. Actualmente estamos desarrollando diversos programas de prevención car- diovascular dirigidos a todo tipo de públicos.
Tenemos más de 70.000 niños en programas coordinados con diferentes colegios de España, Colombia, Perú
Es muy importante tener los mejores investigadores
pero también la mejor tecnología para que puedan desarrollar sus proyectos
o Estados Unidos, que comprenden a niños de tres a cinco años. Randomiza- mos a las escuelas, de manera que una de las escuelas asume es la de control, a la que se le dan los conocimientos habituales; a otras se les proporcionan 70 horas al año de formación en salud cardiovascular.
Los resultados preliminares durante los primeros cinco años del proyecto son espectaculares. La incidencia de la obesidad en los niños es muchísi- mo menor, así como los factores de riesgo. La alimentación ha mejorado e incluso los cambios han llegado a afectar a las familias. Los primeros niños que reclutamos para estos pro- yectos están llegando a edades entre los 12 y los 15 años y continuamos haciendo el seguimiento. Con tecno-
logía de imagen, particularmente eco- grafía tridimensional, hemos podido comprobar que ya hemos reducido la aparición de enfermedad cardio- vascular. Nuestra idea es continuar siguiendo a estos niños a largo plazo, para demostrar que no solamente somos capaces de cambiar los hábi- tos de vida sino que, a largo plazo, vamos a reducir la incidencia de este tipo de enfermedad.
Además de los proyectos con niños, ¿qué otros programas considera es- pecialmente relevantes?
El buque insignia del CNIC es el PESA CNIC Santander, en el que trabajan directamente el doctor Fuster, un equi- po de cardiólogos y un buen número de grupos de investigación básica. Se trata de un proyecto en colaboración con el Banco Santander, en el que hemos reclutado a 4.300 trabajado- res de entre 40 y 55 años, hombres y mujeres sin ningún evento cardiovas- cular. A todos ellos les hacemos una batería de pruebas de imagen con TAC de muy baja radiación, menos de 1 mSv, y ecografías tridimensionales de las dos carótidas, la ilio-femoral y la aorta, que repetimos cada tres años. El objetivo es averiguar cuándo empieza, cómo progresa y cómo se pude reducir el avance de la enferme- dad cardiovascular.
¿Qué actuaciones realizan con pa- cientes infartados?
Uno de los programas enfocado a la prevención secundaria de pacientes que ya han tenido un infarto o un accidente cerebrovascular, analiza los motivos por los que este tipo de pacien- tes no toma su medicación. Un factor importante es el número de medica- mentos: cuantas más pastillas, menor adherencia al tratamiento.
Partiendo de esta realidad, el doctor Fuster desarrolló el concepto de la polipíldora, que unifica las tres pastillas más importantes necesarias después de un infarto en una sola cápsula. Hemos comprobado que con esta solución, la adherencia aumenta hasta en un 40 %. Ahora estamos realizando un ensa- yo clínico más grande, denominado
RADIOPROTECCIÓN • No 91 • Abril 2018
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