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Marisa España.
Cruz Paredes, y de nuevo retomé mi actividad en medicina nuclear, pero también comencé en radiodiagnóstico, junto a Javier Pifarré y a Julián, de quienes tan buenos recuerdos guardo.
Poco tiempo después me cambié al Servicio de Radiofísi- ca y PR del Hospital Universidario de La Princesa, y aun- que los cambios siempre están llenos de incertidumbres y riesgos, para mí fue desde el primer día una inmensa sa- tisfacción. Conocí a mi querida Pilar López Franco, llenaría páginas contándoos todo lo que ella ha representado para mí, como compañera y como amiga, y su ascendiente como jefa abriéndome todos los frentes profesionales. También a Luis Tomasi, con el que compartí tantos ratos de trabajo, y que siempre conseguía con una risa o una anécdota trans- formarlos en un agradable rato entre compañeros.
Uno de los primeros frentes profesionales a los que me en- vió Pilar, fue a un grupo de trabajo sobre residuos radiac- tivos, del que formaba parte Pedro Carboneras. Recuerdo que al día siguiente ella me preguntó: ¿qué tal?, y le res- pondí. “He aprendido de residuos radiactivos en una tarde más que si me hubiese leído veinte libros”. A partir de ahí fui integrándome en la SEPR.
Primero en el Comité editorial de la revista RADIOPRO- TECCIÓN; nunca imaginé que un día iba a incluir una re- seña de mi nombramiento como socia de honor. Os puedo decir que ahí aprendí muchísimo, porque estuve con autén- ticos sabios de la PR, no puedo nombrarles a todos, pero a ellos va mi agradecimiento más profundo. Aunque fuesen ya las ocho de la tarde, tenía la posibilidad de presenciar auténticas ponencias sobre dosimetría de estado sólido, PR mediambiental, PR en exposiciones médicas, etc.. que me enseñaron todo lo que se estaba haciendo, y también las perspectivas de futuro. La protección radiológica se abría ante mí llena de retos y de posibilidades para mejorar las prácticas clínicas con radiaciones, y la SEPR me permitía formar parte de su potencial profesional.
Fui secretaria de la SEPR teniendo de presidentes a dos personas muy queridas para mí, Xavier Ortega e Ignacio
Hernando, con unas Juntas Directivas llenas de personas comprometidas con la Sociedad. También tuve el honor de formar parte del Comité Organizador de IRPA 11, presidido por Leopoldo Arranz, que capitaneó el barco como auténti- co hombre de la mar, sin dejar que cundiese el desánimo en- tre nosotros, aun teniendo que luchar con alguna tempestad.
Creí que ya no merecía que la SEPR me diese más oportuni- dades, pero me integré como vicepresidenta en la Junta Di- rectiva presidida por alguien al que admiro profundamente y al que además tengo un gran cariño, nuestro querido Pío Carmena. Aquella Junta Directiva compartió mi ilusión de abrir colaboraciones entre la SEPR y Sociedades médicas, que aportasen lo mejor de sí mismas.
Pero vuestra gran generosidad me permitió alcanzar el gran honor de ser vuestra presidenta, y como muchas veces se subraya, la primera mujer en presidir la SEPR, con una Junta Directiva comprometida al máximo con los retos que se nos presentaban. Tenía la responsabilidad de representaros, el deber de hacerlo lo mejor posible, pero también sabía que si fallaba, el fallo se achacaría más al hecho de ser mujer, que a mi torpeza, y eso no se lo merecían mis compañeras de la SEPR, todas grandes profesionales, y magníficas re- presentantes de todos sus ámbitos profesionales. Espero no haberlas defraudado.
Quiero también subrayar la colaboración del CSN en todo ese tiempo, apoyando las actividades que se realizaban, aportándonos la visión cercana del organismo regulador. Mi agradecimiento a Carmen Martínez Ten, a Charo Ve- lasco, a Manolo Rodríguez, a Carmen Álvarez,... y a todos nuestros compañeros del cuerpo técnico del CSN.
Durante ese tiempo accedí a la jefatura de Servicio de Ra- diofísica y PR del H.U de La Princesa, mi hospital. Eso me ha permitido desarrollar mi proyecto profesional, junto con un magnífico equipo, al que además quiero muchísimo, Pau- la, Cristóbal, Ma Ángeles, Ma Jesús, los resis.....Todos ellos han estado todos estos años apoyándome, y haciendo que ese pequeño Servicio se mantuviese fuerte y potente en el hospital, con un reconocimiento y un respeto por parte del resto de servicios.
Además he formado parte de la Comisión Nacional de la Especialidad de Radiofísica, que he presidido durante los últimos cuatro años y en la actualidad, luchando por enri- quecer la especialidad, y que el Sistema Nacional de Salud, tenga los mejores especialistas para la mejor sanidad.
Siempre he defendido que la PR en las prácticas clínicas debe participar e integrarse como un factor más de cali- dad y seguridad. Para ello, como profesionales, debemos facilitar, apoyar y colaborar en dichas prácticas, que cada vez son más multiprofesionales. Y ahí quiero resaltar la gran colaboración que siempre he encontrado entre mis compa- ñeros médicos.
He tenido la gran suerte de ser inmensamente feliz en mi trabajo, de estar orgullosa de trabajar para y por la protec-
RADIOPROTECCIÓN • No 95 • Julio 2019
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